Las piernas llenas de cardenales castigadas por mis propios dedos, la espalda lacerada por el silicio implacable, las palmas de las manos llagadas como estigmas por la llama purificadora de las velas, toda penitencia es poca, nada puede evitar que mi mente perversa caiga en el pecado.
Dicen que cuando la violación es inminente lo mejor es aflojar el cuerpo y disfrutar del momento, quizás por eso, mi mente consciente de que la norma nórdica está irremediablemente amenazada de muerte por la industria y que su fin está cerca, se entrega a fantasías prohibidas.
Si, lo reconozco estoy pecando, no de obra, de momento, pero sí de pensamiento. Sólo pienso en botas de Telemark sin pastilla, en fijaciones más ligeras pienso en eso y ardo en deseos de tener una de esas maravillas en mis pies y volar cuesta arriba. Quiero correr libre por las montañas, quiero dejar atrás esos 5 kgs. de penitencia al que el mercado me tiene esclavizado.
Hace tiempo que las marcas nos lo intentan poner fácil, pero yo sueño con el día en el que nos lo pongan ligero. Por eso tengo malos pensamientos y peco, porque sería capaz de vender mi alma al diablo y recortar la pastilla si con ello puediera ser más libre y veloz.
Ese día quizás sea mañana……..
El Penitente.