«La Italia», Uy perdón! El Trentino-Alto Adagio, Südtirol, que me hago un lío con los sentimientos nacionales, es un sitio maravilloso para esquiar. Ya lo comprobamos en su día unos cuantos valles más hacia el oeste, en Livigno con la Skieda. Buenos alojamientos, garnis, baitas, rifugios y un paisaje increíble para admirar. Todo bien cuidado, gente amable, y nada que ver con el maltrato decorativo, gastronómico y prácticas de robo a mano armada consecuencia de la oferta inelástica, que se practica en los establecimientos de las estaciones de esquí españolas.
Es uno de esos sitios donde te juntas en el teleférico con gente que va a pasear por amor a la montaña, esquiadores perfectamente conjuntados con material a la última, o familias que van a pasar unos días de relax vacacional. Montaña y nieve no tienen por qué ser asociadas sólo a «High Class Society» (ver guantes Kapataz). El forfait de pateo aquí está pensado para la gente que se da el paseito por la mañana y luego acaba en una fantástica baita tomándose un würstel con chucrut y cerveza. Lejos de ese forfait de acompañamiento en nuestros lares, producto con fines marketinianos destinado a las institutrices cuidadoras de niños de familias adineradas.
(Foto: Busco sponsors, el bombardino busca que se lo beban)
Qué rebelde he vuelto! Parece que me haya hecho de Podemos! Aunque estos si pudiesen acabarían con todo lo blanco y lo que se les ponga por delante.
(Foto: También hay Black Crows Dolomíticos)
Hospedados en Kastelrotto, el primer día fuimos a Alpe di Siusi, donde hay un prado alpino enorme, tu mente queda capturada de forma hipnótica por el Sasso Piato a un lado y hacia el otro el Monte Pez junto a la Punta Santer, un arrecife de coral petrificado. Por el primero mencionado, transcurre una excursión de esquí de travesía clásica sólo para valientes esquiadores.
Los otros días asomamos la cabeza por Val Gardena, desde donde se avista el conjunto montañoso más famoso del lugar, La Sella. Rápidos esquiadores de pista la rodean empalmando numerosos remontes y descensos, a través de un circuito llamado Sella Ronda. Se puede acceder también a excursiones superclásicas de esquí extremo, pero la valentía la dejamos para otro día, que no había demasiada nieve ni ganas de arriesgarse.
Nos hizo muy mal tiempo, sólo le pudimos ver el morro al Sasso Piato y la cabeza a la Sella un día y medio. Pero la sensación que tuve fue de esquí agradable con tranquilidad, de repente encontrar una Garni, comer y beber, ir esquiando algo más, y volver a comer. Se nota que la mayoría de estos establecimientos son familiares, ya que se entregan en cuerpo y alma a su cometido.
(Foto: Un espontáneo posando para Telemanolomark.com)
Pero también hay para los fiesteros canciones que suenan al Paco Pil alemán, aunque puede que la lírica sea diferente y hablen las canciones de prados, vacas, decoración tirolesa rococó, salchichas picantes, de nuevo chucrut, strüdel, y amistad embriagadora producto de la cantidad de cerveza ingerida. Nos vamos ya a descansar, que mañana será ya otro día.
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